http://www.iesa.edu.ve/revoluciondigital/

consulta nov. 19 de 2000

LA REVOLUCION DIGITAL

Lorenzo Lara Carrero
Con la colaboración de Juan Alcácer, Muguet Castillo y Rafael Bianchi
Cátedra de Tecnología de la Información
Instituto de Estudios Superiores de Administración -
I E S A -
Caracas, 1998
© Ediciones IESA/Lorenzo Lara Carrero

INTRODUCCION

Cuando el teléfono llegó el pequeño pueblo de Santa Cruz de Mora, cerca de Tovar en el estado Mérida, en casa de mis abuelos se consideraba ese extraño aparato con cierto temor y mucho respeto. Las contadas ocasiones en que sonaba su característico timbre, los pequeños corrían, gritaban y se reunían a su alrededor hasta que alguno de los adultos de la casa, con semblante de estar haciendo algo muy serio e importante, levantaba el auricular y atendía la llamada.

Mis tías abuelas se reunían una vez a la semana, en las tardes, para bordar y tejer. Una de ellas dejó olvidadas sus agujas, su labor y el costurero en una mecedora. El abuelo sentenció:

- Bueno, tendrá que esperar a la semana próxima para recuperar su tejido.
- Pero, pobrecita, a lo mejor no sabe en dónde lo dejó y pasará una semana angustiada - comentó la abuela.

Mi tía Aurora, que era una niña inquieta, se atrevió a sugerir:

- ¿Por qué no la llaman por el teléfono y le dicen que dejó sus cosas aquí ?
- Niña - replicó el abuelo - el teléfono es solo para asuntos importantes...

Pero la idea no le desagradó a la abuela. En cuanto el abuelo salió a atender sus asuntos, ella le pidió a Aurora que hiciera la llamada.

Han pasado apenas una décadas desde que mi tía Aurora inició el uso cotidiano del teléfono en mi familia. Hace pocos días recibí por Internet un mensaje electrónico de mi hermano Nelson, que vive en Springfield, Ilinois. Esta vez me daba la dirección electrónica de un servicio de revelado y digitalización fotográfica y un número de acceso. Minutos después tenía en la pantalla de mi micro las últimas fotografías artísticas de mi hermano. Guardé las imágenes en un diskette, para verlas con calma en la casa.

Estas anécdotas familiares simbolizan lo que ha sido el salto tecnológico de los últimos años. El sistema mundial de telecomunicaciones e informática es una de las maravillas del mundo contemporáneo, en el mismo sentido que la Gran Muralla China, visible a los astronautas desde la Luna, lo fue en su momento histórico. Igual que las montañas y los mares son parte de la geografía física, este sistema es ya parte imborrable de la geografía universal. Es fruto de una cultura tecnológica muy sofisticada y obra colectiva cuyo autor es la humanidad entera. En un proceso totalmente descentralizado y distribuido, su desarrollo ha sido y es responsabilidad de cada pequeña sección del mundo, bien sea una persona que conecta su módem para intercambiar información, una organización que instala su red interna, bien sea una región o un país que se ocupa de esa pequeña parte del sistema que atiende a sus necesidades de estar conectado entre sí y con el mundo entero.

Estudios realizado por empresas especializadas apuntan a que los venezolanos adquiriremos un millón y medio de computadora personales en los próximos cuatro años. En la clase media alta se ha creado el convencimiento de que el joven adolescente no va a sobrevivir en el siglo XXI a menos que le compremos de inmediato su PC con CD-ROM, Sound Blaster, Multimedia y demás amenidades. Todos estamos en esta onda y encontramos computadoras por todas partes: en sindicatos, partidos políticos, cooperativas de consumo, asociaciones de vecinos, pequeños abastos y panaderías, comercios de cualquier tipo, industrias, consultorios médicos, bufetes de abogados, en oficinas particulares o públicas, grandes, medianas o pequeñas. Pareciera que ya no hay que convencer a nadie más sobre la importancia de la informática. Este sector ha crecido de esa manera porque su desarrollo se debe a la iniciativa de muchos venezolanos que han actuado por su cuenta o asociados en miles de pequeñas empresas en un contexto de gran libertad, afortunadamente carente, hasta ahora, de trabas o regulaciones que frenen la iniciativa personal.

El fuerte desarrollo de la informática, que nos llegó a ubicar, hasta hace pocos años, a la vanguardia en América Latina, no se debió a una planificada política del Estado o a una visión centralizada de desarrollo estratégico. Obedeció, más bien, a una concordancia de factores y oportunidades.

En primer lugar, el venezolano, por idiosincrasia, tiene la mente abierta a las nuevas tecnologías. Llámese a esto curiosidad, asertividad, novelería o transculturización. En segundo término, tuvimos la posibilidad y disponibilidad de recursos para poder comprar todos los "nuevo juguetes" que salían al mercado.

Esta "actitud" se vio reflejada en tres sectores, que desde un principio, fueron la "avanzada" de la informática en Venezuela: el petrolero, el bancario y el académico.

Las empresas petroleras, tanto por cultura heredada de las casas matrices, por el contacto internacional permanente y el intercambio de tecnología, así como por los amplios márgenes del negocio, que permitían inversión en tecnología de apoyo, desarrollaron y consolidaron una sólida base informática.

En su primera etapa la informática estuvo muy orientada hacia el área administrativa. Para el sector bancario, la administración, la contabilidad y el manejo financiero, son el "corazón" del negocio, de modo que la incorporación de esta nueva tecnología fue un paso natural, lógico y necesario

En el sector académico, el proceso fue más casual y complejo. En los años sesenta y setenta se radicaron en el país, por razones políticas, personales o simplemente atraídos por el "espejismo Venezuela", un selecto grupo de especialistas en informática, de origen europeo o latinoamericano. La llegada de estos investigadores coincidió con el nacimiento de las carreras de computación, primero en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela y luego en la Universidad Simón Bolívar.

Desde la Escuela de Matemáticas, coincidí en 1967 con la primera promoción de computación de la UCV, que son considerados, hoy en día, los "seniors" de la informática en Venezuela. En los años 70, el UNIX y el PROLOG fueron las "lenguas maternas" de nuestros alumnos, cuando en otras partes del mundo esos lenguajes eran considerados muy especializados. El resultado fue, que poco tiempo después, nuestros egresados eran muy solicitados internacionalmente. Entraban a Stanford o al MIT directamente como "teaching assistants". Así se produjo una verdadera fuga de cerebros, mucho antes de que comenzara la crisis económica en el país.

Esta combinación de software de avanzada y la posibilidad de adquirir el más moderno hardware, nos colocaron, en los años 70 y 80 en una posición comparativamente ventajosa frente a los países latinoamericanos e incluso en relación a algunos europeos.

Paralelamente, la revolución de la informática evolucionaba. Los años 50 y 60 fueron el tiempo de las grandes computadora, los "mainframe", que requerían de habitaciones especiales climatizadas y eran manejadas con mucho misterio por un grupo selecto de especialistas. A finales de los 60 comienzan a aparecer los llamados sistemas abiertos y sistemas con múltiple usuarios simultáneos, con muchos terminales, con procesamiento compartido. En los 70 esta tendencia se enfatiza y a finales de la década aparecen las computadoras personales que dominan al mercado informático en los 80. La última década del siglo XX puede caracterizarse por la proliferación y la glorificación de las redes, coronadas con la aparición de INTERNET. Tal como lo dice la empresa Sun Microsystems, de California: "The network is the computer". Esta nueva capacidad de procesar en la red, de considerar a la red como algo orgánico, de que la red es el sistema, va a llevar a conceptos totalmente diferentes en el diseño y funcionamiento de las computadoras personales. Serán más sencillas y económicas. El software también cambiará totalmente.

La evolución de la informática no ha sido sólo producto del adelanto tecnológico, ya que también contiene componentes ideológicos. A finales de los años sesenta, muy acordes con la cultura y ambiente político de la época, surgió en los Estados Unidos, un movimiento de jóvenes investigadores, técnicos y empresarios, a los que posteriormente se llamó los "hackers", que se propuso "romper" el poder de las grandes computadoras, así como evitar la tentación de la herramienta perfecta para el control totalitario, centralizadas en multinacionales, grandes corporaciones o el mismo Estado y buscar la manera de que el individuo pudiera tener acceso a ese tremendo Poder que representan las computadoras. Este movimiento sembró las bases de los sistemas abiertos y de las computadoras personales.

Históricamente ha sucedido que las computadoras, lejos de ser un instrumento de control político, han apoyado los procesos de apertura. Las computadoras personales han distribuido el poder y lo han hecho accesible a muchas personas, que ahora manejan más información, tienen más capacidad de procesamiento, aumenta su productividad y su capacidad de participación en la marcha de las organizaciones y de la sociedad en general. Y esto sucede tanto a nivel personal, social, organizacional o de los países. Cuando en una organización se establecen redes, se comparten datos de la compañía, las empresas se hacen más horizontales, más cercanas al cliente y en consecuencia, tienden a ser más competitivas.

Si bien en Venezuela seguimos bastante al día en conocimientos de informática, ya perdimos la posición de vanguardia que llegamos a ocupar. La fuga de talentos, en el campo de la informática, ha sido masiva. La tendencia de las nuevas tecnologías, a ser más económicas, ha ayudado a que, a pesar de la crisis, podamos actualizar equipos. Las industrias, empresas privadas y el sector bancario han logrado mantenerse a la par. En las áreas en que más se pueden reflejar atrasos relativos son en los procesos de automatización del Estado y en telecomunicaciones, que hoy en día se mezclan, interactúan y engranan con la informática.

El Estado venezolano ha tenido pocos éxitos y muchos fracasos en materia de informática y procesos de automatización. Entre los contados logros, sobresalen las empresas petroleras, el Metro de Caracas, CANTV, y el "5 y 6". Entre los grandes fracasos, el RAP, el servicio de cedulación, los sistemas mecanizados de votación, las licencias de conducir del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, la actividad impositiva y el control de extranjeros. Brillan por su ausencia sistemas de informática y de servicios automatizados en los Registros Públicos, en el Poder Judicial, en las cárceles, en los organismos de seguridad, en la conscripción militar y en tantos otros servicios en los que el Estado, como Gobierno Central, Regional o Local, interactúa con el ciudadano.

El atraso del Estado en informática y en telecomunicaciones tiene un origen común: estas nuevas tecnologías descentralizan, son más claras y transparentes. Pareciera suceder que, por cuestiones de mentalidad o de confusos intereses, no se desea cambiar y mejorar. La apertura en telecomunicaciones se mantuvo demasiado tiempo represada.

Pero quizás la negligencia más criminal del Estado sea en el área de la educación pública. Cuando a nivel internacional se está hablando de cerrar la brecha entre las personas que tienen acceso a la tecnología de la información y las que carecen de ella; y que en muchos países los gobiernos están promoviendo vías y políticas para que toda la población tenga acceso a las superautopista de la información; en Venezuela apenas se han formulado y anunciado alguno tímidos programas de informática en el área educativa, pero lamentablemente estas incipientes iniciativas han tenido poco respaldo.

Por otra parte, Venezuela como nación, ha cultivado poco sus comunicaciones y ha menospreciado el valor de la información. Nunca le dimos mucha importancia al correo, no hemos podido desarrollar una red ferroviaria o fluvial, permitimos que el telégrafo se deteriorara antes de sustituirlo adecuadamente. La información objetiva, como componente importante para la toma de decisiones, no es debidamente valorada por los ejecutivos y mucho menos por los funcionario públicos. Cabe mencionar, a título de ejemplo, el proyecto SECOI, desarrollado hace unos años por el Banco Latino y que pretendía ofrecer información del sector inmobiliario a promotores, constructores, inversionistas y corredores de bienes raíces; fracasó porque estos clientes potenciales del servicio no estaban acostumbrados a "pagar" por información.

El desafío del área informática es ahora mas interesante y complejo, porque en el futuro inmediato vendrán entretejidas cuatro grandes componentes: información, comunicación, automatización y entretenimiento. Ya existe entre nosotros sensibilización hacia la comunicación y el entretenimiento. La telefonía celular ha tenido un sorprendente crecimiento, el fax es una herramienta común en toda oficina; y por otra parte, los venezolanos somos uno de los pueblos que más tiempo le dedica a la televisión y compramos masivamente cualquier producto recreativo o juego. En automatización de procesos, robotización de las industrias, manejo de plantas a distancia, mercadeo instantáneo, con la excepción de las empresas petrolera y el sector financiero, Venezuela está bastante atrasada y nos costará mucho tiempo y dinero actualizarnos. En cuanto a la información, debemos pasar obligatoriamente del actual sistema de redes informales que intervienen en los procesos de toma de decisión, a procesos formales, transparentes y democratizados, en los cuales la información objetiva sea un valor reconocido.

El Estado debe continuar su proceso de apertura, actualizar la legislación, normativas y reglamentación en materia de comunicaciones; en el aspecto de la educación, debe hacer un dramático esfuerzo para que nuestro niños y jóvenes puedan tener acceso a las actuales tecnologías de redes; y definitivamente lograr automatizar servicios básicos para el ciudadano. Como país no podemos quedarnos al margen de la revolución mundial que está produciendo la informática.

Las transformaciones que genera la informática apenas comienzan a verse. A manera de referencia, vamos a mencionar algunas cifras presentadas por la revista Business Week, a fines de 1996, sobre informática en los Estados Unidos.

En el 40 % de los hogares existe una computadora personal.
- Las ventas de computadoras ocasionaron la tercera parte del crecimiento de la economía norteamericana entre 1995 y 1996.

La disminución en los precios de las computadoras contribuyó a evitar la inflación. A pesar del aumento de la demanda, los precios bajaron en un 32 % de octubre de 1995 a octubre de 1996.

- Los gastos en computadoras representan el 3 % del PIB (GDP) que es comparable a los gastos totales en autos y camiones ligeros que representan el 3,5 % del PIB. Es probable que en 1997 las computadoras superen a los autos en este porcentaje.
- Los gastos en computadoras en los Estados Unidos se han sextuplicado desde 1990.

En este libro vamos a presentar los casos de cinco empresas, de sectores bien representativos del país, que se atrevieron a asumir el reto y demostraron que era posible, rentable e imprescindible utilizar las herramientas que brinda la informática para impulsar su negocio y hacerlo más competitivo.

Se escogieron sectores representativos de nuestra actividad productiva. En el Sector Financiero, el caso del Banco Unión, Crédito Unión y sus tarjetas de crédito, que revolucionaron la forma de procesar y manejar créditos, mediante un matrimonio dinámico entre los sistemas y la organización al servicio del negocio. Y el caso del Sistema Electrónico de Transacciones y la Bolsa Electrónica de Valores de Venezuela, una idea novedosa que está transformando el tradicional mercado de valores del país.

En el Sector industrial, vamos a ver como Sivensa, casa matriz de una extensa red de empresas metalúrgicas y metalmecánicas, logró poner la Tecnología de la Información al servicio de su desarrollo; y en el área petrolera, el PARC, Proyecto de Adecuación de la Refinería Cardón, es uno de los proyectos más ambiciosos a nivel mundial, desarrollado por Maraven, para actualizar la tecnología de la planta y competir con flexibilidad en el mercado internacional.

Finalmente, en el Sector comercial, veremos el caso de Farvenca, una empresa distribuidora de productos farmacéuticos, que en tres generaciones ha pasado del transporte en mulas, por estrechas veredas, a una empresa informatizada y automatizada.

Cinco casos escogidos, representativos de lo que nos hemos permitido llamar "La revolución digital en Venezuela". Son ejemplos palpables de lo que la revolución de la informática está haciendo y puede lograr para estimular la imaginación y los negocios.

Concluiremos el libro con una reflexión personal sobre el futuro inmediato, signado por el desarrollo de Internet. La RED, como la llaman con frecuencia, ofrece a empresas de todos los tamaños una infraestructura de comunicación, información, coordinación, acceso y oportunidad de desarrollo de múltiples servicios, que hasta ahora sólo estaba al alcance de las empresas gigantes y poderosas.

REGRESAR